La convocatoria de Milei al Pacto de Mayo abrió una nueva fase. Sin embargo, deberá afrontar un delicado escenario. Caída de la imagen presidencial, inflación y rechazo del Senado al DNU. Comienza la batalla de otoño.
El autopase. La apertura de sesiones del Congreso marcó el inicio de una nueva fase. El gobierno tiró la pelota hacia adelante con la propuesta del Pacto de Mayo. Sin embargo, metió presión por el DNU como condición para el diálogo con los gobernadores. “Los convoco al consenso, pero de mis ideas y bajo mis condiciones”. Milei no puede con su astucia.
La guerra relámpago de verano. El gobierno, apenas asumió, lanzó una ofensiva relámpago en múltiples frentes simultáneos y de forma contundente. Devaluación, DNU, Ley Ómnibus, giro de 180 grados en política exterior, desregulación de precios y quita de subsidios en sectores claves. A esto se sumó el conflicto por los fondos coparticipables con las provincias. Como contrapartida, aparecieron las primeras resistencias sindicales, sociales y parlamentarias. También aparecen los primeros arrepentidos.
El freno de mano. Envalentonado por tener la iniciativa, el gobierno se jugó un pleno en el parlamento. Sin embargo, vió caer la Ley Ómnibus, lo que significó un primer freno a la blitzkrieg libertaria dirigida contra el Estado Nacional y los intereses populares. Poco después, se llevó un golpazo en el conflicto con los gobernadores. Mientras tanto, la gestión económica muestra una inflación galopante y un ajuste salvaje. Un balance que dista mucho del relato oficial de un gobierno muy ocupado en pelear por redes sociales.
Que sea calco y copia. El Pacto de Mayo, no por casualidad, tiene mucho de menemismo. Los famosos 10 puntos no son más que el renacimiento del Consenso de Washington a la criolla. Desregulación, privatizaciones, desarticulación del Estado, apertura y liberalización comercial, reforma laboral y jubilatoria, entrega de las riquezas naturales, equilibrio fiscal, y una reforma política. Al libertario se le acabó la chispa de novedad.
Mientras tanto. En la vida real, comienzan las clases y también los despidos en el sector público y privado. En las góndolas, el gobierno gestiona la inflación más alta del mundo; alrededor del 60% promedio en tres meses, y del 70% en la canasta básica, producto de la devaluación y la desregulación mediante. En el plano de la narrativa, el aumento de sueldo del Ejecutivo hace saltar por el aire el corazón del discurso anti-casta del libertario. Y en el territorio, vuelve a estallar el conflicto narco en Rosario.
Terreno minado. En la calle continúa el malestar popular, se fortalece el descreimiento, hay miedo e incertidumbre, y a pesar del discurso del gobierno sobre el déficit cero como salvación de todos los males; la economía sigue conspirando contra todos. Contrariando el relato del “no la ven”, la fase comienza con una caída de la imagen presidencial y el rechazo contundente del Senado al DNU. Si en la guerra relámpago del verano Milei se quedó sin artillería en la línea de frente, por ahora la “batalla de otoño” se le presenta como un terreno que parece minado.