En los últimos 7 años, pasamos de ir al mercado con precios cuidados a ir al mercado a cuidarnos de los precios.
Cuando pensamos el problema de la comida, la canasta alimentaria y en definitiva el hambre en Argentina, en las últimas décadas, nos acostumbramos a hablar en términos de mercado.
Un "mercado" en el cual el alimento no es un derecho sino una mercancía más, sujeta a esa famosa oferta y demanda. Quien tiene y puede, compra y come lo que elije, y quién no puede, come lo que sea o come menos, come mal o no come, o paga más caro, "tarjeteando".
Sin embargo, con el crecimiento de la inflación, la pobreza, el advenimiento de la pandemia, el problema del abastecimiento en tiempos de emergencia sanitaria y social, e incluso la crisis alimentaria internacional, vuelve a estar en agenda la discusión de que el sector público, el Estado, junto a la producción familiar y popular, y junto a la pequeña y mediana empresa, sean protagonistas del mercado agroalimentario argentino.
Desde el ámbito de la producción, pasando por el fraccionamiento, distribución y mercadeo mayorista y minorista, hasta el acopio y la exportación, la industria alimentaria argentina sufre un enorme proceso de concentración, especulación, y sobre precios, que no solo empeoran la vida de millones de compatriotas, sino que hacen evidente la necesidad de intervenir en distintos eslabones de la cadena, para garantizar la soberanía alimentaria y controlar la inflación, y al fin y al cabo, el acceso a alimentos de calidad y a precios justos en la mesa de los hogares de nuestro país.
En este sentido, el Estado, y el gobierno, cuenta con distintos instrumentos, y un historial de intentos, propuestas y algunas valiosas apuestas, para afrontar el enorme desafío de modificar ésta situación.
Entre los instrumentos; se destacan leyes que no se aplican, como la ley de góndolas o por qué no la ley de abastecimiento, hasta herramientas como precios cuidados, que no parece haber funcionado, ya que solo mira el precio final, el tope máximo, o incluso alguno más sofisticado como el fideicomiso aceitero, que utiliza el mecanismo del subsidio cruzado para garantizar el desdoblamiento de precios internacional / nacional en el sector.
En la lista también figuran algunos intentos. Intentos valiosos que se paralizaron a poco de andar. Es el caso del anuncio de la estatización de Vicentin. Empresa clave en la industria agroalimentaria y de exportación, endeudada y manejada de forma fraudulenta. El Estado Nacional perdió la oportunidad de tener una empresa testigo. Faltó decisión política.
Pero lo que queremos destacar hoy son algunas propuestas y algunas apuestas. La iniciativa, congelada por ahora, de crear una Empresa pública de alimentos, y la puesta en marcha de nuevos mercados municipales.
Empresa Pública de Alimentos
En plena pandemia diputados del Frente Patria Grande, junto a otros referentes y organizaciones, impulsaron el proyecto de ley para crear una Empresa Nacional de Alimentos.
El objetivo era participar de la intermediación, comprando a pequeños y medianos productores a granel, acopiando, fraccionando y distribuyendo, con marca propia, garantizando los alimentos tanto a instituciones y organizaciones sociales, como al mercado en góndola, mejorando precios y calidad. La idea era comenzar con 10 rubros para luego ir ampliando.
Ya hay experiencias regionales en rubros de frigoríficos, panaderías, sector lácteo o arroz. Sin embargo, la voluntad política otra vez quedó solo en anuncios o en la etapa de “estudio”.
Mercados Municipales
Otra de las apuestas que vuelve a tomar impulso son los mercados municipales con venta minorista. Recientemente la apertura del Mercado de Lomas (Lomas de Zamora) con apoyo nacional y provincial, junto al Mercado Central y la UTT, encendió las luces. Otros 10 municipios firmaron convenios buscando avanzar en la propuesta.
Si bien pueden tener distinta características según la región y los rubros que abarque, tienen en común apuntar a la producción regional y local, crear un mercado de cercanía, con producción sustentable y precios justos, pudiendo articular pequeña y mediana producción privada y economía popular.
En Tandil, en el año 2020, impulsamos la creación del Mercado Municipal de Productores Locales. Una iniciativa que busca articular a los diversos cluster del sector privado junto a la economía popular, generando un mercado de cercanía, de calidad, con producción regional sustentable, y a precios justos.
Está propuesta de mercado de puestos minoristas pretendía ser un primer anillo, complementado en el tiempo con un mercado concentrador y diversos eventos gastronómicos, transformándose también en parte de la dinámica turística.
Lamentablemente aún no hemos avanzado debido a la negación del oficialismo que gobierna a nivel local. Pero es evidente la necesidad de explorar este tipo de proyectos en nuestros municipios.
La Urgencia es hoy. Es fundamental articular la creación de una empresa pública nacional de alimentos con mercados públicos o municipales, para garantizar la llegada de la pequeña y mediana producción, achicar la intermediación y la especulación, logrando al mismo tiempo precios justos y alimentos saludables para la mesa de las y los argentinos.