A pesar de lo brutal de algunos sucesos a la vista, aún así desconocemos la época. Lo cual es ya una paradoja. Parece estar todo en la superficie pero no logramos explicarlo.
El estupor ante la situación actual nos interpela a la urgencia. La inflación, El atentado contra Cristina, el cogobierno del FMI, la crisis del mando político nacional, el Litio y Vaca Muerta, las giras "carnales" del Gobierno por Estado Unidos y el nuevo rol del Imperio en nuestro país, las expectativas por la "vía china", y hasta ayer la Pandemia.
En la confusión reinante, nos animamos a sostener que este desconocimiento de época tiene por lo menos dos caras. Primero, expresa la transición que estamos viviendo. Una transición nacional. Una transición de poder. Una serie de dinámicas y desplazamientos económicos y políticos que van a dar lugar a una nueva configuración estatal. El inicio de algo que no sabemos nombrar aún. Simultáneamente, expresa una crisis teórica. Una crisis de conocimiento político. Una crisis del horizonte de visibilidad de lo nacional - popular.
Debemos buscar la médula de la época. Buscamos las preguntas de los hechos. Necesitamos comprender la transición. Como decía René Zavaleta, se conoce mejor a una sociedad en su crisis que en un censo. Nos interesa la transición, con sus crisis, como método de conocimiento social. Nos urge saber qué está pasando.
La transiciòn nacional
Creemos que estamos viviendo una transición nacional. Una transición nacional es un proceso de transformación en distintas dimensiones del orden económico y político, en el que aún no hay una síntesis político estatal. No se consuma todavía una estabilización de las dinámicas que se están desplazando ni de las relaciones de fuerzas implicadas en ella. Contiene, por ello mismo, características de crisis y de momentos constitutivos de orden estatal. Es un proceso que se encuentra abierto y en disputa.
En todo caso, nuestra hipótesis es que la transición actual se expresa en el desplazamiento tectónico simultáneo de tres dimensiones: bases materiales, Estado e integración mundial de nuestro país. Y que hay que buscar en su entrelazamiento, sus correspondencias y conflictos, para pensar la Argentina que está surgiendo. Finalmente, debemos tener en cuenta que la ecuación que surja de estos desplazamientos, tendrá efectos sobre la deriva y la cualidad democrática.
La primera dimensión está vinculada al orden económico. Con la idea de bases materiales; nos referimos a la estructura económica, las fuentes del excedente exportador, y la disputa que se da entre capital, trabajo y Estado por ese plusvalor. Estamos viviendo múltiples desplazamientos en esta dimensión, que modifican las relaciones de fuerzas y abren también nuevas fuentes de disputa.
Una segunda dimensión estaría vinculada al Estado, en dos aspectos en particular: la disputa y resolución del mando político y la modalidad de articulación estatal. Con mando político nos referimos al Gobierno del Estado. Con modalidad de articulación estatal nos referimos a la configuración política que finalmente se produce en función de cómo se resuelve la disputa del excedente económico y su modo de distribución. Desarrollamos esta idea adelante.
Finalmente, una tercera dimensión, insistimos de forma simultánea, dada por el modo de integración al sistema mundial capitalista, o lo que es lo mismo, las características de inserción en la economía global, así como la forma de relacionarse con la disputa geopolítica internacional en curso. Lo que es más justo llamar, el modo de recepción de la dependencia.
De la dinámica del desplazamiento de estas dimensiones, de su interrelación o correspondencia, de sus tensiones y conflictos, dependen las características y la resolución de esta transición nacional, que pareciera tener una temporalidad de mediana duración.
Creemos que ésta transición nacional, con éstas múltiples determinaciones, contiene en sus relaciones la médula de la época. Estamos en los inicios de una nueva configuración de orden material y estatal. Se encuentran en pleno desplazamiento un conjunto de dinámicas y luchas. Pero la transición, como momento de incertidumbre y vacío de articulación político estatal, tarde o temprano, tenderá a resolverse.
En lo que sigue del artículo desarrollamos los aspectos que configuran las dinámicas de la transición, de forma breve, a modo de presentación de las ideas principales.
Bases materiales
Afirmamos que una primera dimensión de la transición que hay que tener en cuenta son las bases materiales. Entendemos que actualmente se abre paso una serie de desplazamientos cada vez mayor del orden económico y estatal en nuestro país. Jerarquizamos tres desplazamientos fundamentales que se están dando en esta dimensión.
El primer desplazamiento es el que se da en la distribución del plusvalor entre clases sociales. Entre capital y trabajo. La desvalorización de la fuerza de trabajo y altas tasas de rentabilidad empresarial, son una expresión de las nuevas relaciones de fuerzas en la economía Argentina. Se configura una dinámica de apropiación empresarial cada vez mayor de la riqueza social generada por el trabajo en el país. Está tendencia se profundiza no sin tensiones producto de las luchas defensivas de las y los trabajadores. Este primer desplazamiento material lo podemos entender como una nueva etapa de normalización de la desigual apropiación clasista del plusvalor. Un reajuste a favor del capital concentrado, que no deja de ser un mecanismo práctico de reforma laboral.
El segundo desplazamiento es el que se da entre el empresariado y el Estado. Se trata del achicamiento del margen de disponibilidad y acción estatal, producto de la incapacidad de disputa del excedente de parte del Estado ante el capital, sumado al endeudamiento externo, que conduce a la actual debilidad financiera y el tutelaje fiscal externo. Lo que podía ser un interludio, producto de la herencia de la administración neoliberal macrista, comienza a estabilizarse cómo norma. Podemos caracterizar este desplazamiento cómo erosión de la disponibilidad estatal. También podemos entender esta dinámica como una especie de mecanismo práctico de reforma del Estado.
La falta de avances en el control de sectores estratégicos de la economía, la incapacidad de captación del excedente exportador y la pérdida simultánea de la capacidad de retención de la divisa limitaron al máximo esta situación y profundizaron la debilidad generando una crisis de reservas. Por su parte, el acuerdo con el Fondo Monetario debilita la soberanía fiscal y presiona a una mayor externalización del excedente. A este panorama se suma la incapacidad para frenar la inflación en la economía doméstica lo que expone de forma brutal esta nueva situación de debilidad estatal.
Finalmente, el tercer desplazamiento simultáneo se está dando en la estructura productiva. Este fenómeno está vinculado fundamentalmente a Vaca Muerta y el Litio. Se trata de una dinámica que no sólo transformará en los próximos años la estructura económica sino que paulatinamente, ampliarán las fuentes del excedente exportador y nuestro modo de integración mundial. Podemos caracterizar este desplazamiento cómo ampliación extractivista del excedente.
Es importante detenerse en este punto. Ésta ampliación extractivista puede darse en distintas formas, lo cual tiene una línea de correlación con la modalidad de articulación estatal y el modo de integración al mercado mundial. Puede darse una modalidad extractivista sin control estratégico del recurso por parte del Estado Nacional, sin nacionalización ni procesos de industrialización, y particularmente sin captación sustancial del excedente exportador producido por la explotación de estos recursos.
También puede darse otra relación entre ésta ampliación extractivista y el Estado. Una modalidad signada por un control estratégico de los recursos, con una participación estatal en el sector, y una fuerte captación del excedente económico. Esto mejora claramente los márgenes de acción estatal interna, y cualifica el modo de integración mundial del país.
De éstos múltiples desplazamientos materiales, nos interesa analizar la línea de correspondencia entre bases económicas, fuentes y disputas del excedente, márgenes de disponibilidad estatal e integración mundial. Esta relación es fundamental para comprender las condiciones de posibilidad de la "autonomía de lo político" que se va gestando en esta transición.
Mando político
Una segunda dimensión en desplazamiento en ésta transición nacional es el Estado. Uno de sus aspectos es el mando político. Con éste término nos referimos al Gobierno del Estado. Los inicios de esta transición están signados por una crisis del mando político. Su continuidad o resolución a mediano plazo, va a decirnos mucho acerca de las características que contenga la ecuación entre bases materiales, modalidad estatal e integración mundial.
El elemento central de la crisis del mando político tiene vinculación directa con el hecho de que la coalición o bloque gubernamental gestiona la crisis económica y estatal sin resolverla. Se transforma en administración de la crisis heredada, en lo que hace al endeudamiento externo, la estrechez financiera estatal y la alta inflación, pero en vez de cambiar las reglas de juego decide administrar sin cuestionarla, y al no lograrlo entra en crisis como mando político.
Hay una línea de correspondencia, que es de interés de nuestro análisis, entre la progresiva debilidad financiera y la estrechez de los márgenes de disponibilidad estatal, y su vínculo con la crisis del mando político. Lo cual es un mal augurio en los inicios de esta transición nacional.
Ésta crisis se expresa en varias direcciones. En primer término, en la propia coalición gobernante. El principal liderazgo político del país (Cristina) no conduce el Ejecutivo, se encuentra acorralada por las estrategias de persecución judicial, a lo que se suma el intento de magnicidio. El Presidente ha quedado prácticamente en una situación de gobierno aparente, y en ese interludio Massa se convierte en “superministro” de una economía al rojo vivo.
Por otro lado, el crecimiento económico concentrado con alta inflación, luego del impacto económico y social de la Pandemia, viene erosionando toda credibilidad de representación política en vastos sectores sociales. La incapacidad de la coalición gobernante de ampliar sus márgenes políticos y financieros como mando político, y la brecha entre expectativas y realidad, es proporcional a la crisis de representación que genera.
La actual intención de estabilizar una economía con variables de alta rentabilidad empresarial, debilidad financiera del Estado, tutelaje fiscal externo y desvalorización de la fuerza de trabajo, erosiona las posibilidades de una ampliación nacional popular.
Ésta situación tiene todavía resultados inciertos. Mientras tanto el topo va haciendo el trabajo de zapa. La debilidad política actual y la incapacidad de disputa del excedente por parte del Estado ante el capital, influyen en la configuración de la modalidad de articulación estatal que se va gestando en la transición.
Modalidad de articulación estatal
Afirmamos que ésta transición va a estar marcada decisivamente por una fuerte disputa estatal. Una disputa por la modalidad estatal. El Estado es el momento - lugar de articulación política general de la sociedad. El lugar donde se expresa la condensación de fuerzas sociales y por tanto de las dinámicas que están en desplazamiento actualmente. Creemos que ésta transición puede terminar expresándose en un disputa entre dos modalidades estatales. Una fase o situación instrumental y una fase o coyuntura de autonomía relativa del Estado.
Una situación o fase instrumental como modalidad de estado se produce cuando el gobierno nacional está en manos de representantes directos del bloque económicamente dominante. En la historia argentina lo podemos identificar en variadas situaciones como el llamado “estado oligárquico” de 1880-1930, o durante los períodos del estado neoliberal 1976-1983, 1989-2001, y durante la administración macrista 2015-2019.
Estos gobiernos generalmente no representan sólo a los sectores o fracciones dominantes de la burguesía local, sino que garantizan también los intereses de los grupos económicos extranjeros y de sus respectivos Estados. A través del Estado Nacional garantizan, no solo una dominación de clase local sino también, otro tipo de relación social que es la integración de intereses con los poderes económicos y políticos externos. O sea, configuran un determinado modo de recepción de la dependencia. Una integración subordinada o “neocolonial”.
En cambio una fase o coyuntura de autonomía relativa del estado implica en general un gobierno que no representa directamente los intereses de los sectores o fracciones del capital más concentrado, ni la alianza de clases e intereses extranjeros en el país. Asume el mando político en tensión con estos poderes, generalmente luego de una crisis o transición nacional, y suelen estar en mano de nuevos liderazgos políticos populares, pertenecientes o no a partidos políticos consolidados, o incluso militares nacionalistas. En cualquier caso tienen fuertes vínculos con organizaciones de trabajadores.
Estos procesos, que en América Latina hemos conocido como nacional - populares, en diversos países y en distintos momentos históricos, puede contener varios de los siguientes aspectos. Se promueven políticas de control y nacionalización de los recursos naturales, se disputa fuertemente la captación del excedente exportador para aplicar políticas de redistribución de la riqueza, se amplían las capacidades de operar del Estado Nacional en áreas claves de la economía y los servicios públicos, se promueven procesos de industrialización a mediana o gran escala, se pone en discusión la condición propietaria de la tierra y la vivienda, y se fuerza la distribución interna del plusvalor hacia la clase trabajadora.
Simultáneamente se dan procesos de ampliación continua de los márgenes de participación política popular y de ámbitos de lo público estatal. Incluso pueden darse importantes reformas políticas mediante procesos constituyentes.
Las condiciones de posibilidad de esta modalidad de articulación estatal, están en el control estratégico de la economía y la captación del excedente que permite una ampliación de la disponibilidad estatal, así como un proceso simultáneo de democratización / movilización popular que lo alimenta.
La línea de correspondencia entre nacionalización - privatización, disputa del excedente y grados de disponibilidad estatal, nos va a permitir comprender cómo se configuran las condiciones de posibilidad hacia una u otra modalidad de articulación de Estado, así como el modo de integración mundial del país en ésta etapa.
Modalidad de integración mundial
Una tercera dimensión de la transición actual se trata finalmente del modo de integración mundial de nuestro país. Creemos que aquí también existe un desplazamiento, una dinámica en disputa producto de determinaciones externas e internas.
Por el lado externo las determinaciones vienen dadas por la disputa económica y geopolítica entre EEUU - OTAN y China - Euroasia en el nuevo escenario del sistema mundial capitalista, con cada vez mayor impacto en nuestro país. Por el lado de las determinaciones internas, lo fundamental es la ampliación de las bases materiales primarias, que condicionan nuestra inserción en la división internacional del trabajo y la geopolítica de los recursos.
Los vínculos comerciales crecientes con China y la India (2do y 4to socio comercial), la integración al proyecto de la Franja y la Ruta (China), y la disposición y avances diplomáticos para formar parte del grupo de países emergentes del BRICS, representan pasos históricos y estratégicos que sin embargo parece contradecirse con la intención de recuperar ciertas “relaciones carnales” con el Imperio norteamericano, motivados por la lógica de la necesidad.
Sin embargo, se deberá tener en cuenta que en esta transición, nuestro país se encuentra en una zona de interés estratégico en términos de recursos geopolíticos claves en la disputa por el predominio en el sistema mundial. No en vano se dice que “Argentina tiene lo que el mundo necesita en este siglo”. O en todo caso, Argentina tiene lo que algunos quieren que otros no tengan. Basta sólo con mencionar bienes y recursos como la soja, el litio, el gas y el petróleo no convencional. Léase entonces la disputa sin mediaciones entre Estados Unidos y China.
La simultánea crisis del mando político y los estrechos márgenes de disponibilidad estatal, junto al desplazamiento de las bases materiales, están alimentando la fragmentación decisoria y la falta de una estrategia coherente, donde la lógica de necesidad inmediata se impone por sobre la planificación, configurando de facto los elementos de un determinado modo de recepción de la dependencia en la transición.
La deriva de la democracia
Decimos que la transición nacional se expresa en un desplazamiento simultáneo de bases materiales, Estado e integración mundial. Lo cual tiene efectos múltiples. Uno de esos efectos se expresa en la cualidad democrática. Debemos actualizar ésta cuestión. Es parte de la tarea de reconstrucción teórica y del horizonte de visibilidad de lo nacional popular. Debemos discutir la democracia en la transición.
Discutir la democracia es comprender que tiene distintas dimensiones y líneas de correspondencia. De nuestra parte, y en lo que aquí queremos jerarquizar, señalamos algunos aspectos a modo de presentación. Nos interesa destacar una de esas líneas de correspondencia que es aquella que se da entre democracia y modalidad de articulación estatal.
Entendemos que en esta transición hay una línea de regularidad entre modalidad estatal y cualidad democrática. O sea, a una fase instrumental de estado le van a corresponder grados o cualidades democráticas de baja intensidad. Incluso formas autoritarias. Y en una fase o coyuntura de autonomía relativa del estado pueden darse las condiciones de posibilidad de una mayor cualificación democrática.
Ésta correspondencia entre modalidad estatal y cualificación democrática nos parece insoslayable, y está signada por el vínculo entre bases materiales, procesos de nacionalización económica, disputa - captación del excedente exportador y ampliación del Estado, democratización económico social y ampliación política popular.
En esa ecuación no podemos olvidar tampoco el vínculo entre democracia y modo de recepción de la dependencia. A una integración mundial primario - extractivista, con tutelaje fiscal externo, sin control estratégico de la economía por parte del Estado y sin una fuerte captación del excedente económico y su reparto, le siguen grados de soberanía estatal erosionados, y también grados de democratización o cualidad democrática de baja intensidad, cuando no, fuertes impulsos autoritarios conservadores. Se garantiza acumulación pero no una legitimación popular ampliada.
Nos proponemos pensar la deriva democrática en términos de una ecuación de poder societal y no de manera liberal. Esta transición nacional que estamos viviendo, con múltiples desplazamientos, implica una época de disputa de poder estatal intensa, lo cual puede traducirse en una etapa de gran inestabilidad política. Es necesario una actualización de la "cuestión democrática" desde lo nacional popular.